El Melanoma Uveal representa aproximadamente el 85% de todos los melanomas oculares y  entre el 5 y el 44% de los pacientes desarrollarán enfermedad metastásica dentro de los 5 años posteriores al diagnóstico. Sólo el 3% de los pacientes tienen metástasis en el momento del diagnóstico. 

La diseminación de MU se mide en etapas. La etapa indica la ubicación del cáncer en el ojo y si se ha diseminado a otras áreas del cuerpo. En las primeras tres etapas, el cáncer puede haberse diseminado al exterior del globo ocular o al cuerpo ciliar. En la etapa IV, el tumor se ha propagado a otras partes del cuerpo.

El MU metastásico se propaga a través de la sangre formando un tumor en otra parte del cuerpo. En aproximadamente el 95% de los casos, el MU se disemina al hígado. Las metástasis que se propagan en la sangre pueden ser demasiado pequeñas para ser detectadas, por lo que es importante realizar un seguimiento a largo plazo. En algunos pacientes, las metástasis pueden desarrollarse incluso hasta 20 años después del diagnóstico inicial. Sin embargo, aún no se comprenden completamente los mecanismos que permiten al tumor diseminarse desde el ojo, ni qué factores activan las células latentes en el organismo.

A pesar de que la mayoría de las metástasis se encuentran en el hígado, el MU también puede propagarse a otras áreas:

• Pulmones, en el 24% de los casos
• Huesos, en el 16% de los casos
• Piel, en el 11% de los casos

También puede diseminarse a los ganglios linfáticos o al cerebro (menos común).

El melanoma de iris tiene una menor incidencia de metástasis ya que este tipo de melanoma suele ser más pequeño y crece más lentamente que los otros tipos. Además, su ubicación en la parte visible del ojo facilita un diagnóstico más temprano, lo que contribuye a un mejor pronóstico.

Si se sospecha de una metástasis en el hígado, se puede realizar una biopsia hepática para aspirar células tumorales y realizar un examen que confirme el diagnóstico.